miércoles, agosto 25, 2004
Perspectivas de modificación consciente de la vida cotidiana
The Revolution of Everyday Life
"...The man of survival is man ground up by the machinery of hierarchical power, caught in a mass of interferences, a tangle of oppressive techniques whose rationalization only awaits the patient programming of programmed minds..." by Raoul Vaneigem
A Walk Through Durham Township, Pennsylvania
Link a un ejemplo de Foto Blog:
Taking a breath away from big city life, Kathleen Connally of DurhamTownship.com dazzles the world of photobloggers with a shrine of photography dedicated to small town America. At 41, Kathleen has a busy schedule as a full-time mom with three-year-old son Isaac, but manages to find time at the wee hours of 5 and 6 a.m. to shoot between 100 to a 150 photos a day all within a 10-mile radius of her house in Durham, Pennsylvania. "I'm literally out everyday—it's pretty spectacular. You get that golden light—an unbeatable time to shoot." It's amazing that a person can constantly find new terrain to cover within 10 miles of home. Connally, who explains that 99% of her photography is just that, says that "the changing conditions throughout the year can make the place so different. I'm always thinking about light actually."
Permanence Through Change: The Variable Media Approach
Alles Fertig: se acabó (una conversación sobre el arte de hoy)
Catherine David: Tu trabajo explora el mundo actual, un mundo en el que la tecnología de las telecomunicaciones tiende a abolir tiempo y espacio. En este contexto, tu propones la idea de una deslocalización general. ¿Cómo definirías un arte deslocalizado?
Paul Virilio: Está claro que la deconstrucción es una de las grandes cuestiones filosóficas y políticas de hoy en día. Y hablo de deconstrucción en un sentido amplio, no sólo de la deconstrucción de Derrida. El arte puede incluso haberse anticipado al debate sobre la deconstrucción, mucho antes que la arquitectura y que la filosofía. Me gustaría recordar que la palabra deslocalización tiene la misma raíz que el verbo latino dislocare, dislocar: las dos palabras proceden de la misma fuente. La cuestión es entonces hasta qué punto puede el arte ser dislocado, deslocalizado. Eso nos lleva a la cuestión de la realidad virtual. Hemos pasado de la dislocación espacial -en el arte abstracto y el cubismo- hasta la dislocación temporal que ahora está en curso. Esto representa la virtualización en su misma esencia: la virtualización de las acciones «mientras suceden» y no simplemente de lo que ya fue, recordando la idea de Barthes. No es la virtualización de la fotografía, de la reproducción o del cine; no se produce ya en tiempo diferido, sino en tiempo real. También diría que la velocidad relativa ha sido la velocidad del arte en general. Todo arte ha tenido un tiempo interno relativo, no sólo la danza y la música, también la pintura. Lo que está entrando en juego hoy en día no es ya la velocidad relativa, sino la absoluta. Avanzamos contra la barrera del tiempo. La virtualidad es la velocidad electromagnética que nos lleva al limite de la aceleración. Es una barrera irrebasable. Esta es la cuestión de la transmisión en vivo, del tiempo global, de la intercomunicación casi instantánea. ¿No es la barrera del tiempo también una barrera irrebasable para el arte? ¿No tiene el arte que tratar esta contingencia, cuando choca con la barrera del tiempo real?
Katherine David fue curadora de una Documenta anterior
Paul Virilio es el Filosofo del Urbanismo, la Tecnologia y la Velocidad contemporanea
Los papalagi
Sólo por un punto puedes entrar y abandonar estas moradas. Los Papalagi llaman a este punto la entrada cuando se usa para entrar en la casa y salida cuando se deja, aunque es el mismo y único punto. Atada a este punto hay un ala de madera enorme que uno debe empujar fuertemente para entrar. Pero esto es sólo el principio: muchas alas de madera tienen que ser empujadas antes de encontrar la que verdaderamente da al interior de la choza. Tuiavii de Tiavea*
EL TEATRO DE LA CRUELDAD Y LA CLAUSURA DE LA REPRESENTACIÓN
Pensar la clausura de la representación es, pues, pensar la potencia cruel de muerte y de juego que permite a la presencia nacer a sí misma, gozar de sí mediante la representación en que aquélla se sustrae en su diferancia. Pensar la clausura de la representación es pensar lo trágico: no como representación del destino sino como destino de la representación. Su necesidad gratuita y sin fondo.
Por Jacques Derrida